viernes, 16 de marzo de 2012

Goles para recordar VII

Por: CHRISTIAN ESPINOSA FRAGOSO

Fue en Mayo de 1992, tanto el Barcelona de España como la Sampdoria de Italia llegaron a Wembley para disputar la final de la Copa de Campeones de Europa. Los catalanes poseían un cuadro lleno de figuras: Guardiola, Bakero, Laudrup, Koeman y el legendario búlgaro Hristo Stoichkov, comandados por el genio y ahora pastor deportivo de las Chivas del Guadalajara, Johan Cruyff; en tanto los italianos ponderaban su fortaleza en el sistema del cerrojo defensivo que hizo fuerte a los cuadros italianos en la década de los 90s, pero con una base de jugadores nacionales de renombre y de talento como el arquero internacional Pagliuca, el duro y gran mediocampista Lombardo y los goleadores Gianluca Vialli y el ahora entrenador del Manchester City, Roberto Mancini. El partido fue de ida y vuelta, quizá con mayor dominio de balón por conducto del FC Barcelona, pero con llegadas en ambos arcos; incluso parecía uno de esos juegos caprichosos donde el balón se niega de todas las formas posibles a entrar; grandes atajadas de Gianluca Pagliuca y Zubizarreta, tiros al poste y fallas increíbles de ambas escuadras dentro del área fueron la tónica de aquella final, sin dejar de lado los contraataques de los italianos, que con mucho peligro y siempre estando atrás de la pelota, buscaban a base de latigazos liquidar el partido. El tiempo regular se esfumó, y en los tiempos extras los penales parecían estar muy cerca, pero nuestro gol para recordar se dio cuando al minuto 111 a las afueras del área de los italianos, el árbitro -un tanto rigorista a mi juicio- marcó una retención de balón, señalando tiro indirecto. Los italianos comenzaron a temblar porque el holandés Ronald Koeman se perfilaba para tirar, fiel a su especialidad, y tras un sutil toque entre Stoichkov y Bakero el rubio defensa central sacó una tremendo disparo que perforó la red del gran guardameta italiano. Hay quienes le achacan el gol al arquero argumentando que entró por su poste, pero la potencia de ese disparo deja serias dudas. Un gol más de alma que de fuerza, un gol de júbilo, un gol que le dio al Barcelona su primera Copa de Europa, un gol digno para recordar.


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