El
torneo número 87 de la era profesional del fútbol mexicano ha llegado a su fin.
Santos Laguna ha escrito una nueva página dorada en su historia, tras coronarse
campeón del presente certamen. Luego de haber dominado la competencia en su
fase regular, se hizo justicia al ser coronado el equipo más consistente del
semestre. Repasemos lo que nos dejó la final de este Clausura 2012.
Monterrey 1-1 Santos: Los de Torreón
tuvieron la oportunidad de sacar una importantísima ventaja en cancha ajena,
pero al final Rayados supo alcanzarlos. Las huestes visitantes anularon de manera efectiva el poderío ofensivo por varios momentos; aunque Monterrey supo crear
oportunidades en la portería defendida por Oswaldo Sánchez. La algarabía de las
tribunas con el paso de los minutos fue paulatinamente transformándose en
drama y tensión, al ver cómo la carencia de variantes terminó por nulificar
cualquier esfuerzo regio. Incluso al minuto 16 Peralta arrancó en un fuera de lugar -no sancionado- y se
encontró mano a mano con Jonathan Orozco, pero el portero le hizo una entrada
temeraria y le sacó la pelota, sin que se marcara una falta que reclamó todo el
bando guerrero y que dejó a Oribe con la boca ensangrentada. La primera
parte pudo terminar con ventaja lagunera, mas un gol de Baloy en tiro de
esquina fue anulado por una falta previa. El segundo lapso presentó a un
Monterrey ansioso de encontrar la ventaja como local que le permitiera un poco
de tranquilidad de cara a la vuelta, por lo que los disparos de media distancia
fueron un recurso muy empleado por los locales, pero sin fructificar. Al minuto
70 apareció la magia y el talento, cuando un pase preciso de Marc Crosas fue
bien recibido por Oribe, quien sin pensarlo sacó un disparo que se anidó en el
fondo de la portería de Orozco. Por más intentos que Rayados siguió generando,
no se veía por donde, mas una falta irresponsable de Falipe Baloy sobre
“Chupete” Suazo provocó un penal agónico que le permitió a los regiomontanos
respirar con cierta tranquilidad, pensando ya en el partido de vuelta.
Santos 2-1 Monterrey: El encuentro de
vuelta fue de lo mejor que hemos visto en toda la liguilla. Monterrey no
escatimó esfuerzos y desde el minuto 1 salieron a presionar la salida del rival
y a generar ocasiones de peligro, pero al minuto 5 los albiverdes se hicieron
presentes en el marcador: la acción comenzó con balón perdido inocentemente por
Walter Ayoví –quien por cierto estuvo irreconocible anoche- que desembocó en
una entrada rabiosa al área regia por parte de Darwin Quintero quien cedió el
balón a Ludueña y éste, tras una serie de recortes, pudo batir la meta de
Jonathan Orozco y convertir el TSM en una sucursal de la algarabía y la locura.
A partir de ese momento las jugadas a balón parado fueron el arma principal de
los visitantes, pero el mal tino y las coberturas perfectas de la escuadra
santista mantuvieron viva la ventaja de los locales. El resto de la primera
mitad fue un encuentro de mucho roce, ríspido y que por momentos pareció que
las cosas habrían salido de control, pero no pasó a mayores. Para el segundo
tiempo el monterrey no escatimó esfuerzos y sumó a toda su gente de ataque en
el territorio lagunero, con el fin de que alguien encontrara una oportunidad
para empatar, aún y cuando perdieron el control en la media cancha, situación
que fue bien aprovechada por los guerreros, quienes buscaron ser pacientes y definir el encuentro -y el campeonato- con base en contragolpes. Cuando más
insistía el conjunto dirigido por Vucetich, una gran combinación en los
linderos del área entre Ludueña y Peralta culminó con éste último firmando la
segunda anotación, esa que ya dejaba en el TSM un olor a victoria, a destierro
de fantasmas, a una nueva estrella. Minutos más tarde el héroe del equipo
saldría de cambio por una lesión en la pierna izquierda. Santos todavía pudo
hacer más abultado el marcador, pero una jugada que daba la impresión de ser la
tercera diana fue anulada –de manera correcta- en medio de la confusión que
provocó el tiempo que tardó el silbante García Orozco para marcar una falta. Por
si faltaba dramatismo, Aldo de Nigris marcó a menos de 15 minutos para el
final, aunque para esos momentos Rayados ya atacaba con más corazón que con
orden e ideas futbolísticas. Los minutos parecían eternos para la afición
local, quienes pudieron festejar en cuanto el silbatazo final se escuchó, en
una noche inolvidable para toda la gente involucrada alrededor del club Santos
Laguna.
¿El
gol? Sin duda el primero de la serie, ese zapatazo impresionante de Oribe,
digno de un crack. Ojalá mantenga el nivel que ha mostrado en el último año.
¿La
figura? El ataque Santista: Ludueña, Peralta y Quintero fungieron como líderes,
se cargaron al equipo al hombro y supieron lidiar con su responsabilidad en los momentos en los que fueron requeridos,
exigidos.
¿El
error? Felipe Baloy y su barrida en las postrimerías del encuentro de ida, que
permitió a Rayados tomar oxígeno gracias al penal bien cobrado por Suazo.
¿El
detalle? El “pasillo” que los jugadores de monterrey le hicieron a los
campeones al momento de que éstos pasaron a recibir sus medallas y el trofeo.
Un gesto noble, digno de un gran equipo.
Santos
Laguna ha vuelto a ser el protagonista de una nueva batalla épica, es un nuevo caso de superlíder que
logra coronarse, vencieron esas lánguidas sombras de tiempos recientes, prueban
que la continuidad en los proyectos tarde o temprano rinde frutos y, en suma,
son un merecidísimo y dignísimo campeón de nuestro balompié. Enhorabuena y
muchas felicidades a todos quienes conforman el gran grupo que anoche tocó la
cima del firmamento futbolístico local.
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