sábado, 29 de septiembre de 2012

¿Y dónde están mis comerciales?

Por: Antonio Tranquilino.

-Mmmm… -vuelvo a preguntarme qué estoy pagando cuando compro ese hermoso jersey del Santos. Su escudo simboliza que el 23 de octubre de 1940 en Tres Coraçoes, provincia de Minas Gerais nació el mejor de los mejores. ¿Y qué demonios significan esas letrotas de BMG? ¡Ah sí! como cuando Ayrton Senna era acompañado por su cachucha de Nacional; el subcampeón del mundo -a nivel de clubes- está patrocinado por un banco. 

-Señor, me podría mostrar la de Brasil? bien, una camisa sin comerciales... no quiero dudar pero, si no hay una empresa que ponga todo lujo y comodidad al jugador, ¿Quién quiere jugar por ella? ¡Uff! que perturbador pensamiento, “nada de esto hubiese pasado si Camerún le hubiera ganado a Inglaterra en Italia 90”, comento en voz alta como para alejar a cualquier dama que hubiera sentido atracción y no me conoce. Salgo de la tienda con las manos vacías; me compro unas guayaberas enfrente.

La Olimpiada y la Euro demostraron que en el público aún existe un anhelo, un anhelo que a su vez se convierte en la piedra del zapato de los plutócratas dueños de clubes, consultores de imagen y “mercadólogos” (o mas bien dicho: sociólogos fascistas que se leen a Wilhem Reich como si fuera el “arte de la guerra”), esa clase de personas que se preocupan más por “cuantas entrevistas vende” que por “cuantas horas entrenó.” David Beckham es la viva imagen de esto que les platico, amigas y amigos. 

¿Será posible que los eventos internacionales con estrictos protocolos comerciales desenmascaren el nivel astral de una Champions, que hagan ver las individualidades como simples trucos? Platini propone eliminatoria equitativa y así, equipos como el Trabzanspor  o el PAOK tendrán posibilidades de dejar fuera al Madrid por un descuido del nivel de juego en instancias más tempranas que el play off. Obvio, mucho dinero se deja de ganar dentro de ese grupo de pocas manos/mucho poder. 

Roger Milla.
Es mas fácil vender 1000 playeras de Messi que 10 de Camerún, y mi mente regresa a aquel partido. La primera vez que en una instancia de cuartos de final un equipo que costaba medio sueldo de un  delantero del contrincante (sin tomar en cuenta a Corea del Norte en 66, quien llego bajo criterio de “Round robin” y no eliminación directa); ese Camerún que un partido antes había eliminado a Colombia -quienes casi eran el Nacional de Medellín; campeón de la Libertadores e  Intercontinental-; y como olvidar la primera aparición de François Omam-Biyik, haciendo un gol decisivo contra la Argentina que se había hecho campeona 4 años antes en un estadio que en un futuro iba a ser la casa del Camerunés: el Estadio Azteca.

Era el final de un tiempo en la historia, algunos dicen que la guerra fría resolvió a favor de Occidente cuando Marco Van Basten anotó esa gema contra la URSS en la Euro 88 de Munich. El momento en el que el jugador capitalista supero al comunista y el honor empezó a tener un precio mas accesible en el desarrollo de los torneos. Lev Yashin fue considerado durante 20 años el mejor portero de todos los tiempos, su salario era un poquito mejor que el de un burócrata soviético  de mediano rango. Imaginen los sueldos y patrocinios de Iker Casillas y Oliver Kahn juntos de los 90 a los 2000, eso es algo que el mejor portero de 2 décadas atrás ni se imaginaba. 

Yugoslavia y Checoslovaquia en el borde de la extinción jugaban con sus estrellas de equipos italianos (como Skuravy) y fueron eliminados de la justa; lo de la URSS fue muy triste, sabiéndose subcampeones europeos, terminaron en penúltimo lugar... el último (¡ja!) curiosamente los  E.E.U.U. 

Solo quedaba Camerún… acompañados por Ingleses, Alemanes, Holandeses, Argentinos e Italianos; En la mañana los balcánicos quedaron despachados por un extraordinario partido del modelo/portero Sergio Goicochea, solo quedaba el partido de la tarde: millones de libras contra quizás miles de Francos CFA, casi todos jugaban en liga local, era el último bastión de amor al deporte puro, sin cheques ni premios. El capital había triunfado, occidente había triunfado y todos los deportistas amateurs de la cortina de acero eran recibidos con algo mas que solo fútbol. Y ahí estaban esos leones, acompañados por los clásicos: "¿quienes son? ¿cómo se llaman?" No había postura política, había pobreza, hambre y devaluación por albergar a cuantos refugiados vecinos se pudiera; no era soviético ni capitalista, sólo era un pequeño país africano. 

Primer gol de Inglaterra, David Platt ante un descuido de la defensiva; mientras que Kúnde fue encargado de anotar la pena máxima en la que Edgardo Codesal (el arbitro menos vergonzoso de los noventa), Roger Milla (el jugador mas veterano de la historia de los mundiales) y Paul Gascoine (el británico mas ebrio de todos los tiempos) jugaron al momentáneo empate.    

64 minutos habían pasado para que por primera vez un equipo africano fuera sobre Inglaterra en una instancia de cuartos de final; Eugene Ekeke imaginó por un momento estar con la buhardilla en las afueras de Yaoundé y atacó por el centro dejando en el suelo a Platt y Peter Shilton. Y si los partidos en aquel entonces duraran 64 minutos, un equipo que hubiera valido 10 veces menos de lo que valía el contrincante hubiera pasado a las semifinales y así, a pesar de intentos Perestroikos y MC Donaldistas de occidente, la guerra fría en el deporte no la hubiera ganado ni oriente ni occidente, la hubiera ganado el fútbol, ése que se juega con la torcida del barrio, ese que sólo pide una lata de cerveza vacía para convertirse en un balón. 

Pero un error del defensa hacía casi irremediable la pena máxima a favor de Lineker, minuto 82. -Esto se resolverá en tiempo extra. 

Pocas jugadas después, en una típica salida inglesa, Gazza mandó un pase de segunda intención y el defensivo que llevaba cubriendo a Lineker todo el tiempo trató de perseguirlo por el trazo de la corrida del inglés, pero al momento del quiebre sobreviene lo inevitable: dentro del área, los pies del camerunés tropiezan con los del campeón de goleo 4 años antes... La defensiva falló, no se supo actuar bajo presión, occidente y sus millones de promesas por cumplir habían derrocado a la madre tierra en la guerra fría. 

Y en un Mundial (no olimpiada) no volveremos a ver a un equipo así, y si lo vemos es por poco tiempo por que -según dicta la tradición europea-, tenemos que agotar los recursos de África a como de lugar, mientras esos bancos que salen anunciándose en las playeras ahorcan las economías de tercer mundo. Al propietario del club europeo sólo le cuesta medio boleto de avión traerlos; a veces es tan precaria la situación del país que los clubes abusan de esa misma pobreza: ayudan a los familiares del jugador, crean una fundación, lo deducen de impuestos y tienen a “pan y agua “ a un ariete que se siente “viviendo el sueño” ; si funciona empiezan las renegociaciones; si no, es un migrante más a la deriva de un sistema económico decadente y pusilánime que deja a sus juventudes en la calle y no para de agotar sus recursos; una Europa sólo aspiracional, una muy novedosa y poco equitativa forma de mantener continuidad en el imperialismo que los hizo tan grandes hace muchísimos años. 

Y así como los bancos y los gobiernos hacen de estos sistemas establecidos un desastre, las grandes directivas de los clubes especulan todo el tiempo, juegan hacia atrás, celebran los penaltis como si se tratase de un gol, todo a favor de un peor futbol, un sistema de estrellas que parecen músicos virtuosistas sacados de los 80 pero que no pueden resolver un partido, y finalmente una desmedida diferencia entre lo que gana un '10' y un paramédico. 

Me rehúso comprar una camisa que diga Bwin, Gazprom o AON; mucho menos si tiene la publicidad de un banco o una trasnacional monsántica que solo se va a preocupar por resultados. Pero el final me resulta curioso también: Messi no va a poder dormir tranquilo hasta que no juegue los 7 partidos de mundial con la Albiceleste, lo mismo Balotelli (aunque le  tengo que aplaudir su forma “high energy chaka trance” de ser el Muhammad Alí Italiano desde la última Euro); ahora con los “recortes” del “primer mundo” pocos son los fans que quieren ver un anuncio de la institución bancaria que les va a quitar la casa y que ya les quitó el buen fútbol; sí, ese buen fútbol que aplaude las hazañas, no el resultado; ese que juega a ser feliz, no a vender más.

Y me pregunto… ¿Qué hubiera pasado si hubiese ganado Camerún?



P.D Agradezco la labor de Bielsa y Simeone al frente de sus equipos, asi como al Swansea y un cada vez más nutrido grupo de equipos emergentes que quieren rescatar el espectaculo no basados en el tamaño de su cartera; en selecciones como Ghana y ¿por qué no decirlo? Al Tri Olimpico. 

Abrazos apretados. 

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