Uruguay y Argentina dos históricos del balompié sudamericano y mundial que hoy día pasan por situaciones totalmente opuestas. Los charrúas que han conquistado el pasado domingo la Copa América han repuntado y viven un momento glorioso, momento que no vivían desde hace medio siglo cuando ganaron su segundo campeonato mundial en Brasil 1950, recordado como el “maracanazo”. Los argentinos viven una crisis tras fracasar en torneos internacionales y acumular un ayuno de campeonatos desde aquella victoria sobre México en la Copa América de Ecuador 1993.
La exigente hinchada argentina y la siempre dura AFA (Asociación de Fútbol de la Argentina) han puesto en la guillotina la cabeza del Diretor Técnico Sergio Batista, han criticado a su máximo exponente individual Lionel Messi como un jugador de club y no de selección, sin embargo, aquí les presento un análisis más elaborado de algunos factores que han puesto a la albiceleste en un tobogán de desilusiones y de crisis.
La “celeste” como la llama la afición uruguaya por el contrario vive un contexto totalmente distinto, se habla de que es una generación brillante en la zona ofensiva que nunca antes se había tenido, pero detrás de esa camada de buenos jugadores hay un trabajo homogéneo, donde el equilibrio, la humildad y la estabilidad de un grupo ha hecho que la “celeste” brille de nueva cuenta en la élite del fútbol mundial.
Aquí las 4 claves.
CONTINUIDAD EN EL PROCESOEl “maestro” Oscar Washington Tabarez tuvo la fortuna de que los dirigentes del fútbol uruguayo tuvieron paciencia desde su llegada, hay que recordar que el equipo no hizo una buena eliminatoria sudamericana, incluso, tuvieron que disputarse un repechaje con la selección de Costa Rica, tras haber quedado con muchos apuros en el 5to puesto de la clasificación del sur de América. Los charrúas dejaron muchas dudas, y nadie apostaba por ellos en la copa del mundo de Sudáfrica, los pronósticos los dejaban apenas en la primera ronda del certamen, para sorpresa de todos, y a través de su “garra” que los caracteriza, aunado al repunte individual de sus figuras y sobretodo al buen equilibrio de todas las líneas el “maestro” Tabarez confirmo que el trabajo en una selección es un trabajo arduo, un trabajo que requiere paciencia para cosechar frutos y no sólo consiguieron un tercer puesto mundial, sino que la continuidad en el proceso los tiene ahora como monarcas de América.
Los albicelestes tampoco hicieron una fastuosa eliminatoria para Sudáfrica, y la primera clave del fracaso fue no darle continuidad al cuerpo técnico, Después de la eliminación en Alemania 2006 llegó a su fin trabajo del formador de jóvenes José Pekerman, posteriormente llegó el experimentado Alfio Basile, quien hizo unas eliminatorias para el olvido perdiendo partidos en casa vapuleado por selecciones como la boliviana, y desplegando un fútbol sombrío, llego su final a los 2 años de su gestión. Llegó un periodo de suma expectativa, el grandioso Diego Maradona era contratado para terminar la eliminatoria y dirigir su primera copa del mundo. Los argentinos avanzaron a la copa mundial tras vencer en el Centenario de Montevideo a Uruguay justo en la última fecha y evitando la reclasificación con un equipo de Concacaf de milagro. El sueño terminó y la desilusión se agudizó cuando los alemanes les pegaron un baile al golearlos y dejarlos fuera en la justa mundialista africana. Fiel a su costumbre Maradona tuvo problemas con la AFA y salió por la puerta de atrás para darle entrada a un Sergio Batista que hoy está en la guillotina por ser eliminado en su propia casa. Cuatro técnicos en cinco años, cuatro sistemas y estilos distintos, ningún periodo respetado, todas las competiciones fueron fracasos, y en todas los culpables fieles a la hinchada argentina fueron los entrenadores. Parece que los argentinos se han olvidado de la fórmula que les dio éxito tanto en Argentina 1978 y en México 1986 los cuerpos técnicos tuvieron un proceso largo que culminó en campeonato mundial. Cabe destacar que en estos brillantes años del balompié argentino, tanto César Luis Menotti y Carlos Bilardo duraron 8 y 7 años en el banquillo respectivamente, y los inicios de ambos también fueron inciertos, pero el trabajo y la continuidad fueron esenciales. ¿Cómo diablos quiere Argentina éxito si cada año se corta un proceso, se corta un sello y un estilo? ¿Ahora quién vendrá? ¿Bianchi, el “Tata” Martino? Sea el que llegue se topará con el freno que el fútbol argentino tiene desde hace mucho tiempo, sus dirigentes.
FIGURAS + TRABAJO EN EQUIPO = EQUILIBRIOLa calidad de exportación de los jugadores argentinos es una constante hasta nuestros días, no sólo tienen al mejor jugador del mundo, sus figuras son base en todos los equipos de todas las ligas del orbe, en los mejores equipos de Europa siempre hay al menos un argentino en el once inicial, pero ello ha sido una arma de dos filos. Ni Basile, ni Maradona y mucho menos Batista pudieron encontrar un punto de equilibrio en conjuntar las figuras para un fin común. Incluso, se han dado el lujo de dejar fuera de convocatorias ha jugadores consagrados en el viejo continente, por ejemplo: Maradona dejo fuera del mundial a Javier Zanetti, quien en ese mismo año ganó Champions con el Inter de Milán, apostó por Jonás Gutierrez quien ahora no fue tomado en cuenta por Batista. Está más que comprobado que los equipos son de conjuntos y no de individualidades; recordando los últimos grandes campeones de torneos importantes tenemos que en todos se han respetado los procesos, tanto los puestos del cuerpo técnico como de jugadores: el FC Barcelona lleva un proceso de varios años con Guardiola, la selección Española mantiene la misma base de jugadores y estilo de juego, tanto la que tuvo Aragonés en la Eurocopa de 2008 como la de Del Bosque en Sudáfrica 2010, Uruguay tercer lugar del mundo usó prácticamente el mismo equipo ahora en la Copa América de 2011.
Los uruguayos no tienen jugadores de nombres rimbombantes, salvo Suárez, Forlán y Cavani, sin embargo, en todas sus líneas tienen a jugadores líderes que están a la altura del máximo nivel que se juega en Europa, y no sólo la solidez de líneas, sino la mezcla de experiencia y juventud: Muslera en la puerta, el gran capitán Lugano en la central, Arévalo y Pérez como pilares en media cancha y los arietes Forlán y Suárez forman una columna vertebral que siempre le entregó buenos dividendos al equipo sobresaliendo el trabajo de grupo.
SISTEMA DE JUEGOTabarez no descubrió el hilo negro en la estrategia para este repunte uruguayo, manejó siempre la convencional formación 4-4-2, en el que la clave fue el trabajo de recuperación y contraatacar con un tremendo despliegue físico, si bien, los charrúas nunca fueron un conjunto espectacular que avasallara con muchas situaciones de gol, si fueron sumamente ordenados, pero lo que destaco es el equilibrio y la vocación de sacrificio de todos sus jugadores, así como la misma idea plasmada en todos los jugadores del plantel. Las lesiones no fueron obstáculo porque cuando sucedieron siempre alguien de la banca entraba en la misma sintonía del equipo; Gargano por Arévalo, González por Pereira, entre muchos otros.
De Argentina nunca se pudo hablar de una constante o de unidad en su sistema de juego, Maradona buscó un equipo ultra ofensivo, mientras Basile fue conservador y más tirado atrás, ahora Batista quizo sacarle jugo a la dinámica de sus piezas, pero ni jugando con tres atacantes de élite pudo encontrar una fórmula efectiva, la defensiva se mostró lenta con Burdisso y con un errático y duro Gabriel Milito, en el centro del campo se terminaron confundiendo Zanetti y Mascherano.
HUMILDADLas conferencias de prensa en donde se presume que son los mejores, en donde se insulta y se menosprecia, las misma hinchada que se crece y humilla en los estadios, la necedad de la dirigencia de la AFA por no aceptar sus errores, la nula aceptación que los equipos un juegan para las figuras, sino las figuras juegan para el equipo tienen a una Argentina en un tobogán de descalabros, por errores de continuidad y de malas decisiones ya descendió uno de sus clubes más importantes, el River Plate, ahora, la selección mantiene un ayuno de casi 20 años sin alzar un campeonato, sin ser esa selección temible, sin ser ese equipo con identidad, ahora tenemos un cuadro repleto de virtuosos futbolistas pero sin la claridad de un líder, sin la claridad de una idea y de una mística.
El espíritu uruguayo se basa en la humildad, el no ser favoritos dicen que les ha quitado presión, pero vemos a un Osacar Tabarez que no se para el cuello, que le da el crédito a sus jugadores y al trabajo de todo el grupo, respeta y habla bien de sus rivales y sobretodo pese a ganar sigue criticando y tratando de corregir lo que no le gustó de su equipo.
Un gigante empieza a ser pequeño y un viejo gigante ha vuelto a resplandecer.