Columna muy especial, pues es una colaboración que nos llega desde la hermana República Oriental del Uruguay. Con mucho gusto publicamos esta columna que representa el sentir de una nación pequeña en territorio -pero grande en corazón- acerca de uno de sus más grandes ídolos del momento y del mal momento por el que él atraviesa.
Por: JORGE LUIS PEREIRA
Usted es grande, pistolero Suarez. Porque sus manos son invalorables para la persona más adinerada y puede ser el mejor golero y el mejor delantero para esta selección de fútbol chiquita, pero honrada.
Por: JORGE LUIS PEREIRA
Usted es grande, pistolero Suarez. Porque sus manos son invalorables para la persona más adinerada y puede ser el mejor golero y el mejor delantero para esta selección de fútbol chiquita, pero honrada.
No pierde el tiempo para hacer calentar a los ingleses y a los argentinos, ¿no? Y eso que usted con las Malvinas no tiene nada que ver. Tampoco me pondría la camiseta de la celeste y con su nombre haciendo un safari en África. Usted hizo calentar a mucha gente, de todos los continentes y de cada rincón del norte y del sur, pistolero. ¿Ni en las fecha capicúa 11/11/11 perdonó usted a los chilenos con esos cuatro goles en el Centenario? ¡Y todavía era viernes!
Usted es grande, pistolero Suarez. No se imagina lo que es ver sus gestos continuamente en los periódicos, en la tele y en la computadora con calor o con frío. Enseguida me olvido que existe una cosa llamada temperatura.
¿Y la sensación esa de escuchar a Kesman gritar un gol suyo o al fanático número uno del
"manya" reconocer que su apodo está muy pero muy bien puesto? Usted cada vez que mete la redonda adentro las mujeres solteras y enamoradizas en vez de gritar desaforadas el gol empiezan a lagrimear de emoción cuando usted besa ese anillo, en el cual está excelentemente representada la bienafortunada Sofía. Usted no puede, pistolero, no puede ser tan grande.
Usted es uruguayo, pistolero Suarez. Nadie le dice argentino por ahí o que su acento es igual al de los paraguayos o al de los pakistaníes. Usted es auténtico a la hora de hacer lo que los uruguayos mejor disfrutamos: salir a “campeonar” la cancha con el champión embarrado y las rodillas bien sucias. A lo macho, a lo charrúa. Así como si nada cuando el de negro pega el chiflido y empieza el partido. Ya está… si la agarra el pistolero, agárrala si podés. Pero antes te vas a tener que volver loco y aguantarle las locuras a él.
Algunos me piden que lo compare con Ronaldo, otros con Tévez y la gran mayoría con Messi. ¿Sabe lo que les contesto, pistolero? Que se compren un bosque enorme y que se pierdan.
No se cansa de no tener pelos en la lengua como los Rolling Stones, ¿no? ¡Qué bien que le protesta al que manda! ¡Enséñeme a mí a pedir un aumento de sueldo con sus protestas, por favor! No le voy a pedir que me haga millonario con sus estrategias pero le aseguro que si las utilizo todos los días no voy a necesitar ni siquiera una jubilación.
¿Le conté que yo conozco a mucha gente? ¿Y a gente que no sabe nada de fútbol y que nunca fue al estadio a vivir esos nervios inconfundibles de una guerra de noventa minutos de duración? Bueno, si yo a esa gente le digo su nombre y su apellido no solo saben quién es usted sino que la gran mayoría se enorgullece de su valentía y de que en su interior haya sangre de este pasto bien verde y de este cielo bien celeste.
Usted es grande, pistolero Suarez. Lo digo varias veces para que no se confunda cuando tiene un bajón como el de hace poco con la gente del Manchester United, y se equivoca. En casa lo seguimos queriendo de una manera descontrolada aunque haya dicho una cosa a una gente que no sabe de nuestra cultura y haya hecho otra por cuestión de honor y de principios. Ningún alma buena festeja los insultos racistas que solo existen adentro de la cancha pero ni siquiera un alma mala puede beneficiarse de la hipocresía que se soltó a su alrededor. “Hipocresía y envidia” como dirían las abuelas cuando dan consejos a seguir y los abuelos cuando pegan el verticalazo menos pensado. Duro de aprender para los héroes pero se nota que usted ya lo aprendió. Ese pasado ya tiene que estar aplastado de tantas veces pisado. Entiérrelo, hágame caso, pistolero. Cuando usted no estaba en la selección mire si habría momentos para enterrar y olvidar. Los grandes se equivocan y usted no pasó desapercibido, solo eso. Nunca se rinda. Nunca. Y paro acá porque no le quiero dar más trascendencia al tema.
Usted sabe lo que es una familia y lo que es sentirse apoyado por ella, pistolero. Usted se fue a un país donde ni siquiera se habla inglés. La luchó ahí cuando por fin pudo sentirse acompañado de su adorable Sofía y fue creciendo sin parar. Empezó a hacer lo que mejor saber hacer cuando agarra la esfera mágica. Usted demostró que no se aburre de saber gastarla, Pistolero. Y aparte de tener gloria para pegarle a una pelota también la tiene por ser padre de una hermosa niña y con el nombre del pez más lindo de todos.
Usted es la principal causa que un paisito tiene para defenderse y el principal ejemplo de un luchador heroico que sin motivo alguno se sale a competir con el adversario y a demostrar que día a día se puede ser más fuerte, más estratégico y más humano.
Gracias a usted, pistolero, los presidentes salen a cacarear, los sponsors a jugar a la bolsa con dinero digital y los dirigentes a enseñar valores que muchas veces no conocen y que la gran mayoría se aprenden con el tiempo. Porque nadie nació sabiendo y usted es la persona más educada que conocemos.
No se detenga nunca, pistolero. Nunca deje de ser el más grande de todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario