Este texto iba a ser originalmente publicado en otro sitio hace aproximadamente un mes, pero por una serie de problemas ajenos esto no ha sido posible, así que mejor lo comparto aquí.
Hace unos meses, cuando me enteré que para el segundo semestre de este año tendríamos de nueva cuenta un torneo de Copa, no pude sino sentirme muy feliz: con 15 años de ausencia, dicha competición es una de las más antiguas y tradicionales de nuestro fútbol. Sus orígenes se remontan a 1907, cuando se comenzó a jugar un torneo paralelo a la liga: la Copa Tower, que recibió ese nombre porque el trofeo en disputa fue donado por el embajador británico Reginald Tower; con tal nombre se jugaría hasta 1919. El torneo renació con un nuevo nombre (Copa Eliminatoria) en 1920, y se jugaría como tal hasta 1926. En 1932 resurgió ya con su nombre actual (Copa México), y fue jugado de 1932 a 1976 (con pausas en las temporadas 1934/35 y 1972/73). Con el aumento de clubes participantes en la liga y la creación de la liguilla en los años setenta, este torneo fue cancelado para el torneo 1976/77; pero revivió para la temporada 1987/88 y fue jugado hasta la temporada 1996/97 (con una pausa en las temporadas 1992/93 y 1993/94). La implementación de los torneos cortos y la invitación hacia los clubes mexicanos a participar en la Copa Libertadores de América fueron las razones principales para que el torneo de Copa fuera nuevamente cancelado, al parecer de forma permanente.
Sin embargo, los federativos tuvieron a bien regresarlo para la presente temporada, bajo un nuevo concepto: 28 escuadras participantes (14 de Primera y 14 de Liga de Ascenso) acomodados en 7 grupos con cuatro equipos cada uno, jugando una fase de grupos, tras la cual los primeros lugares de cada sector y el mejor segundo lugar calificarían a cuartos de final, después vendrían las rondas de semifinales y final. Cabe destacar que los encuentros de estas instancias se jugaron a partido único, y la sede designada sería el estadio del equipo con más puntos obtenidos durante la fase regular.
El torneo regular comenzó con algunas sorpresas (el primer tanto fue obra de un portero, Iván Vázquez Mellado de Correcaminos) pero sin mucho que rescatar: poca asistencia a los estadios, encuentros poco trascendentes y el estupor de que, al terminar la primera fase, sólo 4 equipos de Primera División habían calificado a cuartos de final, asombro que se acentuaría aún más cuando los 4 fueron eliminados en dicha ronda, por lo que las semifinales y la final la disputaron únicamente equipos de la Liga de Ascenso.
Fue hasta los cuartos de final que el torneo tuvo momentos importantes, como el empate a 5 entre Tijuana y Correcaminos, con la subsecuente victoria de los emplumados en tanda de penales; o la definición cardiaca de la semifinal protagonizada por el mismo “Corre” y el Neza. El campeón fue Dorados de Sinaloa, quien venció en serie de penales –tras otro partidazo- a los Correcaminos de Ciudad Victoria, Tamaulipas.
Ya con el torneo finalizado, puedo sacar mis conclusiones al respecto:
- Si bien ya externé mi alegría al respecto, creo que el formato no es el adecuado: propongo que se juegue un solo torneo al año y sin fase de grupos, que todos los duelos sean a eliminación directa; finalmente fue en las fases definitivas donde vimos los mejores partidos. Incluso me parece mejor si se invitara -al menos- a un par de equipos de Segunda y Tercera División.
- Hacerle entender a la afición que este es un torneo alternativo: mucha gente se quejó de que los equipos de Primera no utilizaron a sus mejores elementos. Yo discrepo: este torneo sirve para observar a jugadores que generalmente no tienen oportunidades en la liga. Los suplentes, las reservas y los juveniles tienen ahora un espacio en donde mostrarse, una vitrina que, bien aprovechada, puede provocar que llamen la atención y se fijen en ellos. ¿O acaso Barcelona y Real Madrid juegan todas las rondas de la Copa del Rey con su cuadro titular?
- Aliciente para los equipos de segunda: Hubo muchas quejas respecto al desprecio de este certamen por parte de los conjuntos de Primera División, e incluso algunos demeritaron la Copa cuando sólo quedaron equipos del Ascenso peleando por ella. Tampoco estoy de acuerdo: los 28 equipos parten con las mismas posibilidades, y también es cierto que este espacio es una gran oportunidad para que los clubes de la “división de plata” se muestren ante un público que generalmente no los conoce, no los sigue, no los ve… Demostraron más profesionalismo y pundonor, eso me queda claro.
- Darle mayor relevancia: No concuerdo con las palabras recientes de Decio de María, quien mencionó que “el mejor estímulo es llegar a la Final, no necesita de dinero para motivar.” Yo soy de la idea de que el torneo revestiría más si al campeón se le diera un premio, ya sea una remuneración económica o el pase a algún torneo internacional -como México 3 para disputar el repechaje de la Copa Libertadores, por ejemplo, o un cupo en la Liga de Campeones de la Concacaf.
- Muchos no le han dado mucha importancia, pero el que cadenas de television de paga hayan participado con la transmisión del torneo nos indica que hay muchos espacios en los medios que pueden –y deben- ser aprovechados, sera una ventana más amplia de oportunidad para generar nuevos valores y talentos en los medios deportivos, que vengan a refrescar las ideas, las perspectivas y la óptica del juego por encima de las voces de siempre.
Se hizo el experimento, y me parece que funcionó a secas. Hay mucho aún por rescatar, por trabajar y por mejorar, pero son este tipo de iniciativas las que hay que pulir de manera constante, si queremos que el deporte más popular de este país se siga desarrollando de buena forma. Tenemos ejemplos en las mejores ligas del orbe: en Inglaterra se juega la F.A. Cup, La Serie A de Italia tiene su Copa y en España tienen la Copa del Rey, todos modelos que bien merecen ser estudiados y ¿por qué no? tomar lo mejor de ellos y adaptarlos a nuestra realidad futbolística. Siempre será más fácil criticar, pero cuando se construyen oportunidades interesantes, hay que apoyarlas y hacer lo posible para que éstas terminen siendo realidades absolutas.
Así era antes el trofeo de la Copa México. |
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